domingo, 18 de marzo de 2007

Don erre que erre. Gracias Emilio

J.B. Toshack, entrenador del Real Madrid en dos épocas diferentes, en una de sus frases lapidarias sentenció “empiezo pensando en cambiarlos a todos, pero pasan los días y al final juegan los mismos 11 cabrones de siempre”. Vinyals, mucho más flemático que el escocés, no suscribiría las formas de J.B., lo que si sospecho es que el fondo lo cumple, y a rajatabla.

Empezaré por el final y seré muy sincero -como siempre-. Hoy no he visto a un equipo que pueda aspirar a jugar las eliminatorias por el ascenso. Y esto empieza a preocuparme. No me vale pensar que los demás equipos, que están luchando con el nuestro, puedan jugar peor o igual de mal que nosotros. Ese no es mi consuelo.

La culpa de este sentimiento es mía. Ufano, presuntuoso de mí, volvía a mi lugar en el GOL NORTE con la firme convicción de que Vinyals o alguno de sus ayudantes hubiesen leído las súplicas de este humilde aficionado para que afrontase el partido de hoy con un guión renovado. ¿Ufano? ¿Presuntuoso? No. Iluso.

Los 11 de la partida de hoy, fueron los mismos 11 del descalabro de Mérida. La única variación estaba en la entrada de Alcántara por el sentenciado Fabios –veremos de cuántos minutos disfruta el cordobés a partir de ahora-. Todo sea dicho, el chaval cedido por el Depor cumplió bien la segunda parte de Mérida y hoy volvió a hacerlo bien en demarcación a la que no debe estar habituado. El resto nos los sabemos: Calleja, Oli -de nuevo haciendo de Garmendia, sin la profundidad de éste-, Castellanos, Alcántara, Romero, Ros, Xavi Sánchez, Carlos, Sutil, Cañadas y arriba David Hernández. Lo tengo claro. Ensayo general para Marbella, Córdoba, … Consigna. No encajar.

La explicación al desasosiego que me invade hoy se resume fácilmente.

Ante un equipo aseadito, que vino a hacer un papel al que no estamos acostumbrados por estos lares, denomínese no encerrarse, no colocar el autobús, no meter once atrás, y contraviniendo a la lógica clasificatoria –virtualmente están en tercera-, el Villanovense salió a jugar al fútbol. De hecho, el primer uy en la grada, lo puso el equipo extremeño en el minuto 10 cuando en un lanzamiento de falta estrellaron el balón en la cruceta del marco de Calleja. El fantasma volvió a aparecer.

Pero volvamos a los nuestros. La matemática en el fútbol oscurece más que aclara, pero en este caso no deja lugar a dudas. Lanzamientos entre los tres palos en los primeros 45 minutos: ninguno. Es reiterativo tener que decirlo, pero si no se tira, no se puede ganar, como mucho empatar. De Perogrullo. En la grada nos quedamos con las ganas de saber si Emilio era bueno o regular –a la postre lo demostró-. Lo más peligroso de esos soporíferos 45 minutos fueron dos ocasiones malogradas por Sutil y Carlos. En la primera, minuto 18, Sutil intentó controlar un balón centrado por Cañadas casi en el área chica cuando lo más fácil era empujarla; en la segunda Carlos cuando solo debía lanzar a puerta se hizo un verdadero lío después de intentar prepararse en exceso y tampoco consiguió poner el 1-0 en el marcador. Algún tiro de Ros, de Cañadas, pero entre los tres palos, na de na.

Silencio en el arrastre, que dirían los taurinos. La indiferencia mostrada por la grada cuando se retiró el equipo al terminar la primera parte era significativa, negativa, pero significativa al fin y al cabo. No nos gustaba lo que estábamos viendo, pero como andamos anestesiados por estar en la pomada no chillemos en exceso vaya que estemos siendo excesivamente críticos. Vivir para ver.

El segundo tiempo más de lo mismo. Bueno, lo mismo, lo mismo, no, que hubo tres goles, lo que quiere decir que alguien lanzo a puerta. Una gran jugada, in-di-vi-du-al, repito, individual de Cañadas en el minuto 1 supuso el primer aprieto real para la meta de Emilio, que sirvió para poner nervioso al hombre de tal manera que casi en el minuto 6, el portero del Villanovense, en un excelso acto de generosidad, ante un lanzamiento de Sutil que no logró detener en primera instancia regalase el balón a David Hernández que solo tuvo que empujarla. Demasiado premio para tan poco intención. 1-0 y Emilio de portero. Si no llega a ser por ti.

La lata estaba abierta. Ahora, en teoría, tocaba hacer disfrutar a la sufrida grada. Pero no, no había que salirse del guión. Con el gol, el equipo no se animó, siguió en este estado de apatía que le ha invadido, roto de vez en cuando por alguna jugada de Cañadas –muy entonado hoy- y por alguna acción individual sin demasiada fortuna de Calderón que el minuto 10 había entrado por Carlos.

Lo “mejor” estaba por llegar. Vinyals, que de motivación tiene que saber un montón se percato de que la grada estaba demasiado tranquila. Solución. Joselito por Sutil, el incomprendido por la perla blanca. Eso es valor, mister. Era el 27. En el 28 Joselito no logra controlar un balón y la grada recrimina al del Recre. Un minuto después cuando Vinyals sale del banquillo a dar una orden a los suyos los pitos van dirigidos al jefe del banquillo blanco. Y el cruel destino, decide que ese sea el momento en que Joselito se bautice como goleador blanco. Lo que yo digo, de psicólogo. David Hernández había peinado el balón para dejar solo al jugador jienense que definió bien por bajo con la izquierda. No lo celebró. Normal. No esta la cosa para zarandajas. 2-0. Más premio, para menos intención, imposible.

En el 32 llego el rejón de castigo. El 2-1. Una mala defensa en un corner llevo una vana esperanza a los jugadores del Villanovense. Ni siquiera el gol del Villanovense me puso un nudo en el estómago pensando en que la victoria pudiese peligrar. Así de frío estaba hoy. Resumen de esos cinco minutos. La entrada de Joselito “revoluciono” el partido ya que pasaron más cosas estando él en el campo que sin él.

Coincidió el gol del Villanovense con un detalle del mister para con este aficionado. “Disfrutar” de Miki durante 15 minutos. Poco tiempo para el que debería ser el director de la orquesta de nuestro equipo. En cualquier caso gracias Jordi. De ahí al final, una vaselina de Cañadas y un acrobático remate de Hernández a ras de césped con la cabeza fueron lo más destacado. El público hoy no huyo despavorido aunque fuésemos 2-1, vaya que en el 92 y 94 fuese a pasar algo y fuésemos a perdérnoslo.

Independientemente de que hoy lo importante fuese ganar, porque no valía otra cosa, con esta dinámica de resultados, pero sobretodo de juego, de vivir en el alambre, de tener que lanzar cada partido la moneda al aire y esperar que salga cara, de una latente falta de sintonía sectorial entrenador-grada, se ha mezclado un peligroso coctel: la afición que se había dejado la voz animando a los suyos, llevando al equipo en volandas contra el Málaga B, pero sobretodo contra el Villanueva y contra el Portuense, ahora, anda huérfana de ánimo porque no sucede nada extraordinario en el campo que la haga salir de esta depresión, y porque empieza a tener consciencia, salvo en los corazones muy optimistas, que este año tampoco va a ser. Una lástima con el trabajo que cuesta conseguir ciertas cosas y lo fácil que se pierden.

Correcto mister, por ahora sus cuentas le salen, 67 puntos eran ¿no?. 1 ganado de 6 en casa –quedan 5 y hay que ganarlos todos-, 0 de 6 fuera -quedan 5 y hay que ganar 2-. Aunque no lea este blog, se lo recordaré cada semana.

Y mañana, mañana la contra crónica del partido porque hay algunos detalles que se han quedado en el teclado. Así al menos los vimos desde el GOL NORTE.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si no es gracias al portero podemos estar días y días sin marcar un gol. Curioso que en su campo nos salvaramos con un gol de nuestro portero y en el nuestro con un par de regalos del suyo... desde luego que no de este equipo no es jugar a ganar.

Dj.

Anónimo dijo...

Ya sé que el juego fue lamentable, pero pese a ello, seguimos ahí, a tres puntos de la liguilla y a seis del segundo. Yo sigo confiando en Vinyals, pese a las "barbaridades" que comete en algunos partidos; y en los jugadores, pese a que a veces parece que llevan horchata por la venas en vez de sangre. Y por supuesto, en la afición.

Fher