Se llama Cristian, tiene 7 años y hoy, por primera vez, ha pisado las gradas del Nuevo Estadio de la Victoria. Hoy no me ha importado ser un exiliado del gol norte y cambiar la tranquilidad de mi asiento por el bullicio del gol sur.
En sus ojos todo era novedad, todo era ilusión: el cesped, los asientos, tanta gente, el sonido de las palmas, el aliento de la afición, hasta esos dos hombres con sus banderas fuera del campo y a los que todos increpaban le llamaban la atención.
Cuando el cansacio hacía mella se recostaba en su padre buscando un refugio para el sol de justicia. El sólo quería ver un gol.
Y lo vió. Cuando el balón empujado por Solabarrieta cruzó la línea de gol, lo levanté en brazos para que gritara su primer gol. Su primera ola. Su primera victoria.
Dentro de dos semanas miles de ojos serán como los de Cristian cuando la Nueva Victoria se engalane para disfrutar de su primera promoción. Y los que ya hemos pasado por aquí reviviremos la ilusión de esa primera vez que nuestros ojos vieron de cerca el césped donde juega nuestro Real Jaén: nuestra primera victoria, nuestra primera derrota, nuestro primer descenso y sobre todo, ese inolvidable primer ascenso. Dentro de dos semanas todo tiene que ser como la primera vez.
Cristian, bienvenido al fútbol de verdad, al fútbol de los sentimientos, al fútbol de la pasión, al fútbol que no se ve por televisión.
