lunes, 23 de abril de 2007

Yo solo vine al fútbol

Después de tanto años como socio del Real Jaén, sólo en dos ocasiones había visto a mi equipo lejos de la “seguridad” que me produce estar sentado en mi sitio en la grada. Acudir al partido de Linarejos era la forma más extraña que se me podía ocurrir de afrontar mi irracional pensamiento alimentado durante tantos años.

En días como el de ayer, el fútbol es mucho más de lo que sucede durante los 90 minutos.

El prepartido

Parecía una quimera casi imposible de alcanzar. Impensable, para muchos, que aficionados jóvenes del Real Jaén y del C.D. Linares compartiesen algo, diametralmente opuesto, de las etiquetas que nos suelen colocar.

Por la mañana se compartió terreno de juego, en Mengibar. Un derby chico, cada uno con la camiseta de su equipo. Fútbol, sin más pretensiones. Y hubo goles, muchos goles, emoción hasta el final y lo mejor es que hubo risas, muchas risas. El detalle final lo puso un directivo del C.D. Linares que aguantó estoicamente la fina lluvia que caía para entregar al finalizar el partido un trofeo de recuerdo a los contendientes. El sueño que había nacido en la mente de unos iluminados, y al que unos pocos nos habíamos unido, empezaba a hacerse realidad.

Gastadas las fuerzas, había que reponerlas. Y nada mejor que hacerlo con unas buenas tapas regadas con su correspondiente cerveza, refresco o vargas en la mano. El momento de conversar, de compartir las experiencias de aficionados de uno y otro equipo y como no, de hablar de esas cosas extrañas que rodean al fútbol y que hacían de ese momento algo singular a la par que extraño. Ni la aparición de dos personajes en el lugar disfrazado, uno con una sudadera de Ultras C.C.F., y otro con una camiseta del C.D. Linares logró enturbiar el ambiente. Simplemente no iba a ser su día.

El estómago se llenaba de mariposas conforme se acercaba la hora del partido. Como buenos cicerones de su ciudad, y sin pensarlo, nos acompañaron hasta las inmediaciones del estadio. Sólo quedaba despedirse y emplazarnos para la próxima devolución de su visita, con ambos equipos, ojalá, en una categoría superior. Durante 180 minutos cada temporada seré su rival, el resto del tiempo, no tengo porqué. Simplemente, gracias.

Los últimos metros que compartimos, caminando hacia el campo, me hicieron entender el significado de la palabra escarnio. Coincidió con la llegada de los autobuses de aficionados del Real Jaén. Muchos metros antes de que la marabunta se revelase contra su llegada pasaron a nuestro lado. Un simple saludo, un aplauso de ánimo por nuestra parte, sabiendo lo que les esperaba unos metros más allá, fue contestado con hostilidad. Me sentí extraño entre los míos.

Desde la lejanía contemplamos como la lluvia de objetos empezó a caer sobre los autobuses, las primeras carreras, las primeras cargas policiales. El semblante de los que estábamos allí, con el corazón de un color u otro, se llenó de tristeza. Decepcionados. La ilusión de un derby en paz estampada contra la luna de un autocar. Disuelta la muchedumbre, solo quedaba entrar al campo. Por fin en la grada, en una esquina eso sí. Empezaba el fútbol.

El partido

Es de Perogrullo, pero en partidos como el de ayer, como el del Córdoba, como el del Sevilla At., cualquier resultado es posible debido a la teórica calidad que se le supone a los componentes de las plantillas de esos equipos. Son partidos que se deciden por un detalle diferencial. El de ayer lo puso el mister linarense, cuando decidió cambiar a un centrocampista como Carlos, por un delantero como Gallo. El nuestro en cambio, sólo cambió nombres, y ni perdiendo supo reaccionar. Esas son las sensaciones de las que tanto he hablado en esta blog desde que empecé a publicarlo marcaron el desarrollo del partido y como determinaron el resultado final. Poco más se puede decir, ni siquiera si Manu, el portero linarense, tenía un buen o mal día, porque ningún lanzamiento fue entre los tres palos. 1-0, gol del extra-motivado Catanha, por mor de los abucheos de nuestra afición. Buscar la justificación de la derrota en un penalti no señalado, cuando has ofrecido tan poco para ganar me parece bastante lamentable. Como siempre, la culpa es de otro. No señor, no. Seamos un poco más críticos. Si sales a empatar, lo más probable es que termines perdiendo, dice una de las leyes no escritas del fútbol y ayer, el axioma se cumplió.

Post-partido

El final de un partido de estos es como estar de funeral en medio de una boda.

Entiendo que los primeros jorobados por la derrota fuesen los jugadores, pero no entiendo que tras finalizar el partido sólo Romero, Geni y Oli –no creo que quedase ninguno más- saludasen a una afición que en mayor o menor medida había animado al equipo y a la que ahora, para más INRI, le quedaba sufrir los envites de los más radicales seguidores del vencedor.

El tiempo que estuvimos encerrados en la jaula sirvió para que los instintos más bajos de algunos aflorasen. Solo hacía falta un motivo que no tardó en aparecer.

No entiendo cuánta importancia tenía ayer para P.P. Braojos hacer que sus hombres estirasen después del partido cuando la afición rival aún estaba en el campo. No entiendo que esos profesionales del C.D. Linares, teniendo un campo completo para hacer su carrera continua decidan que el mejor sitio para empezar sea dirigirse, con trote cochinero y con algún que otro gesto bastante execrable, al fondo donde están los aficionados del rival fastidiados por la derrota. No entiendo que el delegado de campo del C.D. Linares en toda su euforia, en medio del círculo donde sus jugadores estiraban y cuando los cánticos de la enervada afición blanca más arreciaban, de la espalda y simule realizar una bajada de pantalones para mostrar sus vergüenzas.
Todo lo anterior es cargar de razones para los que no las necesitan. Y no seré yo quien enmiende la plana al trabajo de las fuerzas y seguridad del estado, pero sin duda, pudieron hacer algo más que mantener la puerta cerrada del lugar donde estábamos recluidos, porque a veces son más peligrosos los que están fuera que los que están dentro.

Pues a pesar de todo eso, en mi opinión, es 100% reprobable el rencor mostrado por nuestra afición contra quienes no hace tantos años fueron vitoreados en nuestro estadio. Braojos firmó la mejor campaña del Real Jaén que yo recuerdo en 2ª, Sierra nos dio el último ascenso con su gol en Orense y como Cindocha, vive entre nosotros. Esos que los insultaban, cuando se los crucen por la calle o en la cola del super ¿qué van a hacer? ¿qué tiene el fútbol que convierte en villano al héroe en un abrir y cerrar de ojos? ¿qué tiene el fútbol que convierte al manso en una fiera desbocada en un suspiro?

Abandonar la jaula y pisar el anexo de Linarejos me enseñó una nueva realidad. Jugadores desperdigados por los alrededores, aferrados a sus móviles, aficionados que nos acercábamos timidamente a intentar transmitirles un poco de ánimo –o ellos a nosotros- “¿hubo falta el gol?” –preguntó alguien a un jugador-. “Sí, falta de hue…”. Que más se puede decir ante esto.

Era imposible abandonar Linarejos. En el exterior se oía las sirenas de la policía, las luces las conocidas lecheras y estruendo que producen las pelotas goma al ser disparadas. Cuando lo ves por la televisión piensas que el mundo queda muy lejos y de pronto te encuentras en medio de esa realidad. Y todo porque has ido a ver un partido de fútbol.

En las inmediaciones de los autobuses se hacían grupitos que charlaban sobre lo pasado, sobre el presente y sobre el futuro. A esto, en uno de mis múltiples paseos por allí observé a un adolescente que con un mechero intentaba romper la red la portería del anexo. “Vamos a estarnos quietos y vamos a tener un poco de respeto” le increpé. Su contestación fue un “yo no respeto las cosas de Linares” a la vez que me recriminó que si yo me había estado en tribuna y ¿qué donde me sentaba yo en la Nueva Victoria? Es decir, o estás conmigo o contra mí. Licencia para no respetar. Mis compañeros de viaje, Juan y Carlos y yo, nos miramos estupefactos ante lo surrealista de la situación ¿quien sembró la semilla del rencor en un personaje que ni siquiera ha salido del cascarón?

Más surrealismo. Un fotografo, que intuí sería de Linares, comentaba a un grupo de aficionados del Real Jaén que estaban por allí que iba a poner a disposición del club -supuese que C.D. Linares- fotos que había hecho bastante comprometedoras a aficionados del Real Jaén para que se cursase la denuncia correspondiente contra los que saliesen retratados. Los chavales se encogian de hombros antes las noticias que les daba el buen señor. Espero que gracias a su celo profesional también hubiese estado colocado a la llegada de autobus apedreado para sacar a los responsables de tal acto ¿las tendrá?

Ya solo quería salir de allí, era lo que más deseaba. Yo solo vine a ver un partido de fútbol. La noche había caido. Los aficionados cuya luna había quedado destrozada por el impacto de algún objeto contundente a su llegada al estadio continuaban esperando a que apareciese un nuevo autobús. Cuando nos confirmaron que estaba llegando y que fuera las cosas estaban, teóricamente tranquilas, por fin abandonamos a pie el recinto del C.D. Linares. Habiamos estado más de una hora esperando.

Por delante 50 kms casi en silencio, absortos cada uno en los pensamientos por la derrota, rotos solo cuando vimos que de nuevo el autobús había vuelto a ser apedreado aprovechando la impunidad de la noche.

Si no hay culpables, si no hay responsabilidades, si nunca le pasa nada a quien lo hace en uno u otro lugar, esto seguirá sucediendo hasta el fin de los tiempos. Si horrendas son hacer las cosas en caliente, repugnantes resultan cuando se hacen en frío. Consecuencia. Una estúpida "venganza" haciendo que Linarejos amanezca lleno de pintadas. Si tu eres burro, yo soy capaz de serlo más. Violencia que sólo engendra más violencia.

Para mí, se rompió algo más que una luna.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por tus reflexiones Oscar, observo que ese sentimiento de tristeza por todo lo ocurrido durante las horas que duró el derby lo sentimos más de uno.

Yo tuve suerte y salí de los primeros, andando, en busca de mi coche. Me sorprendí del gentío que esperaba a las puertas del anexo y mi pregunta era ¿por qué?, por más que intento buscar una explicación no la encuentro.

Comprendo los piques, la rivalidad, la envidia,incluso el coraje de unos respecto a otros pero lo que no entiendo ni entenderé nunca es el odio.

Mi principal conclusión es que no volveré a Linarejos, no en mucho tiempo.

Un saludo, Eloy

Johnbo dijo...

Difícil contar todas las sensaciones de ese día en tan ¿pocas? palabras. Y digo pocas porque la cosa daba para páginas y páginas.

Y mientras, en el Ideal veo que como aspecto negativo del partido mencionan los "piques entre ambas aficiones que tuvieron su momento de mayor tensión cuando en el descanso se lanzaron botellas de una a otra zona de la grada. Nada más que resaltar". Manda huevos, que diría Trillo. Si no fuera porque al terminar, entre aficionados y jugadores también pude ver a varios periodistas, juraría que ellos ni habían ido a Linares.

O empezamos a darnos cuenta de que el fútbol es sólo eso, un puñado de botas intentando que una pelotita sobrepase una línea y acabe en una red, o sinceramente todo esto se va al garete.

Pero, por suerte, nosotros podemos decir que no sólo fuimos al fútbol. También fuimos a hacer una convivencia que, afortunadamente, fue lo único en todo el día que cumplió las buenas expectativas.

Ahora, como Eloy, pienso que no volveré a Linarejos en bastante tiempo. Si no es porque los linarenses suban, será porque ni los nuestros ni los suyos me ofrecen la confianza de que no me vaya a pasar nada.

Y la culpa no es de unos ni de otros, es de todos los que se esfuerzan en agrandar la bola de nieve con el argumento estúpido del "y tú más".

Enhorabuena por tus palabras, y qué pena que tuvieras que escribirlas, porque sin duda la mejor crónica que podríamos esperar hubiese sido una que sólo hablase de fútbol.

Un abrazo.

Unknown dijo...

Es leerlo y de nuevo recordar lo que pasamos allí... Yo particularmente salí en cuato nos sacaron de la jaula y me fuí hacia el coche casi sin percances, solo comentaba con mis acompañantes, "que curioso que la gente de los balcones no entre en su casa", a lo que me respondian, eso es que están viendo algo que nosotros desde aquí no, y efectivamente, puñados de gente sin razon escondida esperando autobuses, capaces incluso de apedrear un urbano si pasara por ahí... Salimos por la carretera nueva echando leches y punto.

Bueno, y punto no, xq hay un detalle importante, al igual que me pasó otro año, me vi delante de un niño de unos 7-9 años, por ahí andaría, que me insultaba acordándose de mi familia difunta al igual que de mi madre que en mi casa estaba intranquila oyendo la radio, preocupada por si a su hijo le pasa algo "por culpa del futbol" . Que hacer ante este niño? sus padres delante riendole la gracia... pero lo mejor de todo, como recordarás, pues estuvimos juntos todo el partido, yo no llevaba nada identificativo del Real, entonces xq el niño y la familia me increpan? que he hecho? mi cara de tristeza por perder y ver los altercados merecian los insultos? osea que el problema ya no es solo llevar el escudo por fuera, sino tb por dentro... No lo entiendo...

Del partido que vimos, pues lamentar y lamentar la falta de ambición que nos lleva a perder las opciones. ¿Qué haría Gay en el palco? seguramente lo que tu y yo, pensar ¿xq no juega Manu? ¿xq no atacan mas? ¿qué pasa aquí?

En fin, es complicado tener ganas de bajar el domingo al futbol tras la decepcion doble en solo 1 semana y el bochorno que vivimos, yo ya por segunda vez en viaje organizado a linares, pero bajaremos y sufriremos...

Dj

Anónimo dijo...

Gran artículo Oscar, antes de nada condenar profundamente los incidentes ocurridos a vuestra salida. Aunque me gustaría aclararos que en todos los partidos, y en especial, en los más importantes, como era el caso, mucha gente se queda para saludar a los futbolistas. Eso no quita que muchos incontrolados (por no llamarles otra cosa) aprovechasen el gentío para liarla.
Por lo demás, agradeceros el buen día que pasamos tanto en el partidillo como en las posteriores cervezas, valgas de fresa y tapeo. Sigo pensando que la buena gente está por encima de rivalidades y sobre todo de la violencia. Espero que ese comentario de que no vendréis por Linares se refiera sólo a Linarejos a ver el fútbol, porque cuando os apetezca tapear bien aquí tenéis un buen guía.
Un abrazo