miércoles, 2 de diciembre de 2009

Cerverista

Sentarse alrededor de una mesa a escuchar a un hombre de fútbol es un placer. Por momentos casi olvidas que tienes un micrófono delante y que tienes que decir algo, porque lo que te importa es seguir escuchando y aprendiendo de alguien que ha estado entre los grandes, que ha pisado el Camp Nou, el Bernabeu, Mestalla, ... que ha vestido "la Roja", que ha estado en vestuarios con Hiddink, con Serra Ferrer y que ahora lo tienes ahí sentado a escasos centímetros de tí.

Por momentos parece distante, casi incómodo, como asumiendo que estar ahí es el precio que tiene que pagar por ser el entrenador del Real Jaén, pero el paso de los minutos le vuelven cercano y amistoso. Lástima lo rápido que pasa el tiempo.

Le despedí diciendole que su éxito sería el nuestro. Y si no puede ser aquí, ojalá el fútbol le pague como se merece. Aquí tiene usted uno para su causa. Un cerverísta en el gol norte.

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